Cómo lo hemos demostrado a lo largo de
estas entradas, la programación está en todos los lugares del mundo, por eso no
es raro decir que la programación está presente también en nuestros juegos
La probabilidad y el azar pasaron de ser
una relación estadística para convertirse en entretenimiento con ayuda de la
programación; desde los años 1900´s los populares casinos salieron a la luz con
máquinas que permitían apostar dinero con base a la probabilidad y la suerte de
las personas. Este desarrollo fue posible gracias a la introducción del micro controlador
en dichas máquinas, que con un algoritmo simple permitía está realizar apuestas
entre una persona y una máquina.
La suerte que dominaban estas máquinas, lejos de ser el
producto de complejos procesos matemáticos o de azar e sí mismo, el día de hoy
podemos describirlo como operaciones entre variables cambiantes dadas por una
selección aleatoria que realiza nuestro algoritmo.
Claramente esta suerte siempre va a
favorecer a la casa; es posible alterar o modificar dichos algoritmos para que
el usuario tenga menos posibilidades de ganar y dejé algo de lucro, claro,
dándole la falsa esperanza de un beneficio por esto.
Esta apariencia de hizo que las máquinas
traga-perras ganarán gran popularidad y tuvieran un gran número de clientes
dispuestos a vencer su suerte sin considerar la lógica detrás de ellas. Algo
absurdo si se considera que solo el 35%
de las veces se gana en un juego estándar.
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